Una bailarina, un guitarrista, sus viajes y su mayor pasión: los fogones
¿En qué se parecen la música y la comida? Para Karine y Jeff son dos de las mejores maneras de disfrutar a través de los sentidos y son dos de las grandes pasiones de su vida. Esta pareja viajera, disfrutona y sensible encuentra en ellas lo que les da sentido, y de ahí salió este precioso proyecto del que os vamos a hablar hoy. Un negocio familiar que nace desde el amor a los sabores y la comida saludable, y la vocación de que otras personas puedan conocerla, disfrutarla y compartirla. Os contamos.
Jeff amaba tanto la música, que se convirtió en guitarrista profesional, compaginando su trabajo con la atención de una tienda de instrumentos musicales. Karine también sentía pasión por la música, pero de una manera distinta: a través de la danza. Se conocieron siendo muy jóvenes y esa pasión por la música los llevó a casarse cuando Karine tenía 18 años y Jeff tenía 27. Desde entonces, los viajes, la buena comida y la música siempre los acompañaron.
Primero a Los Ángeles, donde Karine asistió a talleres y clases de danza, que luego llevarían a la pareja a viajar por toda América central, Sudamérica y Norteamérica aprendiendo nuevas recetas y maneras de vivir. La vuelta a Francia fue dura… Después de tanto tiempo viajando y disfrutando de otras culturas, se hacía raro estar de nuevo en el lugar de siempre, así que volvieron a echarse a la carretera, esta vez hacia Oriente Próximo y atravesando África para llegar hasta el Cabo de Buena Esperanza, en Ciudad del Cabo (Sudáfrica).
Después de todos esos viajes, Karine y Jeff se dieron cuenta de que lo que realmente les gustaba y compartían juntos era la cocina. Así que en 1999 se instalaron a al suroeste de Francia, en el pueblo de Jegun, a unos 95km de Toulouse. Allí, Karine se presenta a varios concursos de emprendimiento joven y consigue financiación para crear su primera empresa: Le Bonheur est dans le Pot (La felicidad está en la olla). Y en The Best Preserves estamos completamente de acuerdo con este nombre. Por cierto, este proyecto familiar nacía a la vez que el cuarto hijo de la pareja.
La familia y el proyecto se instalan en Toulouse y allí le ponen más esfuerzo a elaborar gamas de recetas más inspiradas en la cocina del mundo. Karine comienza a presentar sus deliciosos platos en salones internacionales en Europa y Asia. Para 2011, el taller en el que estaban se les queda pequeño e inadaptado y deciden buscar otro lugar. Lo encuentran algo más al este, en el Valle de Lauragais, por la calidad magnífica de sus aguas y en el que nunca se había cultivado, que influirán mucho en las recetas.
A partir del año 2015, Karine y Jeff ponen cada vez más énfasis en mejorar sus recetas y hacerlas más saludables y sostenibles. También por hacer llegar sus delicias aún más lejos: a Estados Unidos y Canadá. Después de 30 años de convivencia, viajes y proyectos conjuntos, la pareja sigue unida en su pasión por la música, la comida y el regalo de poder compartirla. Sus bentos bio en frasco, sus deliciosas sopas, sus ratatouilles y recetas originales y saludables están presentes en muchos países de Europa, en Estados Unidos y Canadá. Nos encantan este tipo de proyectos. ¿Qué frasco os tentaría más probar?