La bebida natural fermentada a mano en Bélgica para refrescarnos en cualquier época del año
Hoy en día, cada vez tenemos más información sobre muchos temas gracias a internet y las redes. Y un área de la que cada vez sabemos más es la salud y la nutrición. Gracias a todo este conocimiento nos acostumbramos a oír hablar de alimentos y conservas que nos dan un plus de salud, o que ayudan a alguno de nuestros sistemas corporales. Es el caso de fermentados de moda como la kombucha, pero también otros con menos fama, pero igual de milenarios que el kéfir. ¿Lo conocíais? Os contamos más sobre esta bebida y sobre un pequeño obrador belga donde lo fermentan a mano.
Seguro que habéis oído hablar del kéfir hecho con la fermentación de leche de vaca o de cabra y, de hecho, lo venden en muchos supermercados. Pero este kéfir del que hablamos es un poco distinto. Para empezar, los hongos y bacterias que fermentan el líquido son diferentes. Los del kéfir de leche provienen de la zona del Cáucaso, se cree que de Bulgaria y su forma se parece a la de los árboles de coliflor. Se dice que el kéfir de agua es originario del Tíbet y se presenta en gránulos, mezcla de bacterias y levaduras, llamados tíbicos. La fermentación, como sabéis, es uno de los procesos más antiguos del mundo a la hora de elaborar conservas.
Estos gránulos se meten en agua en proporción variable con frutas deshidratadas, limón y otros ingredientes dependiendo de lo que esperemos del sabor final. Hay quienes añaden algo de azúcar moreno o panela para endulzar un poco. En el caso de Kéfir Eau Verteuse, ellos no añaden azúcar en la fermentación, por lo que el sabor es más intenso, y la bebida es más saludable. El resultado de este proceso es una bebida estilo carbonatada, con gas como un refresco, de un sabor ligeramente ácido y amargo.
El kéfir de agua, igual que el kéfir de leche, está lleno de prebióticos y probióticos muy beneficiosos para el sistema digestivo y el inmunológico. Además, en el caso del de agua, es una buena manera de tomar un refresco de manera más saludable. Y eso es precisamente lo que pensaron Mary y Adrien Legnau cuando decidieron empezar a fermentar kéfir de agua en enormes ánforas en Lasne, a unos 30km de Bruselas (Bélgica).
¿Y qué hace dos belgas fermentando kéfir en una de las capitales de la cerveza europea, os preguntaréis? Decidieron crear un proyecto muy personal mezclando los sabores deliciosos y originales del kéfir con la vertiente más saludable de la gastronomía. Por cierto, también cuentan con un kéfir estilo cerveza dentro de su catálogo. El caso es que querían lanzar al mercado una línea de refrescos saludables y orgánicos que fuesen una buena alternativa para quienes quieren disfrutar de una bebida distinta pero no beber alcohol.
El proyecto de Mary y Adrien es totalmente artesanal, porque ellos dos y su equipo están detrás de cada uno de los pasos del proceso. Desde la elección de los ingredientes y la fermentación de los tíbicos hasta el etiquetado de cada una de las botellas. Todo el proceso se hace a mano con mucho cariño. Y a nosotros lo que nos llega es una bebida original de sabor potente, con gas y matices frutales marcados. Además, si la tomamos con regularidad, es un plus para nuestro organismo. ¿Os han entrado ganas de probar todo su catálogo?