Cuando ya no calienta el sol ni estamos en la playa, un chute de Vitamina D en la dieta le viene muy bien a nuestra salud.
La vitamina D es muy necesaria para la salud porque interviene en muchos procesos y necesidades de nuestro cuerpo. La buena calidad del sueño, la salud de huesos y músculos y la asimilación del calcio, entre otras cosas, vienen determinadas por unos buenos niveles de Vitamina D en el organismo. En España, paradójicamente, la falta de Vitamina D está bastante generalizada. Por eso os dejamos algunas ideas para aumentar sus niveles a través de la dieta.
Las enfermedades óseas como la osteoporosis o el raquitismo no son raras si los niveles de Vitamina D del organismo están bajo mínimos. Pero unos buenos niveles también pueden ayudar a alejar del mapa los problemas cardiovasculares, la diabetes o el cáncer. ¿La buena noticia? Se pueden prevenir de varias maneras. La más obvia y natural, sobre todo en un país como España, es la exposición controlada y segura al sol. Pero, claro, no todos los meses del año hace el mismo sol. Y es por eso que lo que ponemos en nuestro plato puede ayudarnos, y mucho, a potenciar la Vitamina D en el cuerpo.
Hubo un tiempo en el que el aceite de hígado de bacalao era el remedio a todos los males, y entre ellos a la falta de Vitamina D. Por suerte, hoy contamos con muchos alimentos que nos ayudan también. Y, aún mejor, muchos de ellos los podemos encontrar en conserva todo el año. El arenque,en cualquiera de sus formas, es uno de los pescados que más nos aporta de esta vitamina: unos 27microgramos por cada 100g.
El congrio tiene 22microgramos, lo que coloca a este pescado mediterráneo entre los que más Vitamina D tienen. El salmón, con unos 10,9 microgramos por cada 100g, está entre los mejores. Pero también otros pescados como el jurel, con 22microgramos, la palometa, con 16, o las sardinas, estas últimas con 4,8 microgramos por cada 100g. Las sardinas en conserva son muy fáciles de encontrar tanto en España como en Portugal o Francia y son muy baratas y versátiles, ¡así que no hay excusa!
Pero no solo los pescados son los reyes de la Vitamina D. Los lácteos y sus derivados como los yogures o el queso pueden aportarnos unos 10 microgramos por cada 100g de producto que tomemos. No es difícil añadir alguno de ellos a recetas o disfrutarlos como postre. Otra buena fuente de Vitamina D, aunque no sea una conserva, son los huevos en cualquiera de sus formas. Un revuelto de espárragos trigueros y salmón ahumado, por ejemplo, es una buena combinación para una cena sana y nutritiva en invierno.
Y otro super aliado para aumentar los niveles de Vitamina D son los hongos y setas, que tienen distinto contenido dependiendo de cada variedad. Las setas dan sabor, textura y variedad a muchas recetas y son muy fáciles de introducir en muchos platos como acompañante o principal. Son un producto típico del otoño, que brotan cuando llueve y después hace sol por efecto de la humedad. Pero podemos encontrarlos en conserva todo el año y aportan un pequeño extra de Vitamina D a nuestra dieta. Como veis, hay muchas maneras de no descuidar los niveles de esta vitamina tan necesaria…y además de una manera deliciosa.