Desde 1890 elaborando latas con los mejores tesoros del mar de Galicia a mano de forma artesanal
Ya sabemos que el panorama conservero en España, sobre todo el de pescados y mariscos, está bien surtido por todas las zonas de mar del país. Pero sabemos que las del norte de España tienen una larga historia y mucha fama dentro y fuera de nuestras fronteras. Galicia es uno de los puntos neurálgicos de las conserveras de delicias del mar. Su clima, su orografía, rías y cercanía al mar han contribuido desde siempre a hacer de esta comunidad un paraíso para quienes amamos los tesoros del mar en cualquiera de sus formas. Hoy os hablamos de una conservera histórica directa desde Vigo: Conservas Valcárcel.
Justo López Valcárcel fundó en 1890 la empresa que llevaba el apellido familiar con dos objetivos muy claros desde el principio. El primero, conseguir unos estándares de calidad de un nivel muy alto. Para poder llegar a estos niveles, Justo contaba con las manos más expertas y los ojos más entrenados para poder llevar a cabo una tarea imprescindible para toda conservera: escoger los mejores ejemplares de cada tipo. La materia prima siempre ha estado en el centro de este proyecto desde sus inicios.
Teniendo al lado la Ría de Vigo y el Océano Atlántico, disponer de una materia prima de calidad está garantizado. Y, una vez en las instalaciones de Conservas Valcárcel, cada ejemplar se procesa de manera artesanal para conseguir el mejor resultado. Estos procesos tan estrictos se han mantenido en el tiempo, sumados a otras medidas de calidad y a las modernizaciones de cada momento, claro. Y solo de esta manera, Valcárcel ha llegado a ser un proyecto conocido por sus deliciosas latas en muchos puntos del globo.
Y es que el otro objetivo que se marcó Justo López Valcárcel antes de emprender su proyecto fue que sus latas viajasen lejos y llegasen a las casas de muchas personas alrededor del mundo. Que viajasen tan lejos como los barcos de sus antepasados viajaron allende los mares buscando nuevos caladeros cuando los cercanos no rendían lo suficiente. Para poder llegar así de lejos, el primer objetivo del que os hemos hablado ayudó mucho. Porque unos estándares de calidad estrictos garantizan la entrada de sus latas a países particularmente exigentes.
Países como Estados Unidos, Japón, Sudáfrica y algunos de Oriente Medio cuentan en muchos de sus establecimientos con latas de las diferentes marcas de Conservas Valcárcel. Y es que, debajo de este gran paraguas que es Valcárcel, están marcas tan famosas como Conservas Vigilante, Sectretos del Mar, Rapaz, Pum, Proa o La Galleguiña. Y, gracias a sellos como DSD, MSC y diferentes ISO y estándares, las delicias de Valcárcel han llegado tan lejos como Justo soñó en 1890 desde sus instalaciones de Vigo.
Algunas cosas han cambiado mucho, pero otras se mantienen excatamente iguales. Los deliciosos mejillones, pulpos, atunes blancos, bonitos del norte, sardinas, sardinillas o calamares, entre otras delicias, llegan cada día a las lonjas de Vigo; allí se seleccionan por las personas más expertas y van directas a Conservas Valcárcel. Una vez ahí, cada ejemplar se procesa o se adereza para que cada lata tenga un sabor delicioso y mantenga todas sus propiedades. Una conservera mítica que mantiene su calidad desde el principio y que, desde luego, ha llegado lejos. ¿Os animáis a abrir una de sus latas para el próximo aperitivo?