Las mermeladas siempre dan un toque especial a platos dulces o salados.
De frutas o de verduras, especiadas o incluso con un toque de licor; para tomar en el desayuno con tostadas o croissants; para tostas; con carnes o pescados… Las mermeladas son muy versátiles y combinan con casi todo. Le dan a cualquier plato ese toque dulce que a veces nos apetece. Aunque, ya lo sabemos, no son un alimento que se aconseje para tomar todos los días, es una manera de endulzar algunas recetas y de hacerlas más apetecibles. Os contamos algunas curiosidades sobre ellas y os damos un par de ideas para combinarlas.
El ser humano lleva siglos conservando alimentos en azúcar. De hecho, fue una de las primeras técnicas de conservación que se conoció y se aplicó en verduras, hortalizas y frutas para alargar su vida o preservar sus propiedades. No está muy claro el origen exacto ni la etimología de su nombre, pero ya en el libro de Apicio, gastrónomo romano del siglo I d.C, se narraba cómo los griegos de la época cocían los membrillos en miel para conservarlo. De esta manera de conservar la fruta surgió su nombre.
Aunque hay variantes de la mermelada, como la compota, la confitura o el chutney, su elaboración, textura e ingredientes no son iguales. Tampoco lo son sus usos y combinaciones con otros alimentos, claro. Para que una mermelada sea eso y no otra conserva dulce, debe tener al menos un 30% de fruta, aunque es deseable que el porcentaje sea del 50%. En el caso de las mermeladas extra, este es el porcentaje adecuado de fruta que debe tener por cada 100g de mermelada.
Para elaborar una mermelada se trocea muy fina la fruta o la verdura y se cuece en azúcar hasta conseguir esa textura fina y sabor dulce que nos encanta. La diferencia con otras conservas dulces parecidas está en la textura, dulzor y elaboración. La confitura lleva más azúcar y la fruta se trocea menos; la compota solo se puede elaborar con frutas muy carnosas y se cuece en muy poco azúcar; en el chutney se combinan frutas con verduras, especias y azúcar, así que el sabor es especiado e intenso.
En general, las mermeladas combinan con casi todo. No es extraño ver en un mismo plato carnes de ave con guarnición de mermelada de frutos rojos o recetas de pescado que incluyen como acompañante una mermelada de pimientos. Los foies, patés y terrinas muchas veces refuerzan su sabor y su textura suave con una mermelada de higos y también los patés de pescado pueden tener un punto interesante si se les añade una de tomate. Las carnes de caza y muchas ensaladas también van acompañadas por mermeladas de frutas o verduras para realzar su sabor.
Debemos tener en cuenta, eso sí, varias cosas a la hora de consumir mermeladas. La primera, como con cualquier conserva, que lo mejor es escoger las que tengan materias primas de buena calidad y los mínimos conservantes. Nos interesa que el producto final sea lo más natural posible para llevarnos solo los aportes de fruta y azúcar. Las mermeladas extra tienen más pulpa de fruta que las demás, por eso son más saludables, al tener un porcentaje menor de azúcar. Pueden ser un complemento saludable en nuestra dieta y un pequeño aporte de fruta y dulce si se toman de forma ocasional. Recordemos que, cuando había épocas de frío o de malas cosechas, la única manera de tomar frutas fuera de temporada era en forma de mermeladas. Si son lo más naturales posibles y con buenos ingredientes, podemos usarlas en nuestras recetas sin problema de vez en cuando.