Algunas de las conservas de sus islas son milenarias, y también deliciosas.
Al ser un país formado por islas, las influencias de su gastronomía han sido muchas a lo largo de la historia. Principalmente las de la cocina china, por su proximidad. Alimentos como los derivados de la soja, básicos en las dos culturas, provienen de la cocina china y están muy presentes también en los recetarios tradicionales japoneses, que reinventaron algunos a su manera. Más tarde vendrían las influencias de la gastronomía occidental, que hoy están muy extendidas en el país. Hay muchas conservas que son básicas en el día a día en Japón y que se incluyen en varias comidas. Os dejamos algunas de las conservas más importantes del país nipón.
Conservas de pescado.
Podríamos decir que la más importante es el katobushi, unos copos de bonito seco que se utilizan para elaborar el dashi, ese caldo de pescado que es una de las bases de la famosa sopa de miso. Pero otras como el niboshi, pequeñas sardinas secas, también se usan para hacer caldo de pescado o como condimento para preparar sopas, o como aperitivo. La sepia seca también se suele usar con este fin. Otra conserva curiosa es el kamaboko, una especie de pastel de pescado parecido al surimi que se elabora haciendo puré varios pescados blancos y cocinándolos al vapor. Son esas rodajas rosas y blancas en forma de semicírculo que a veces vemos en sopas y otros guisos.
Algas.
La reina de las algas japonesas es, sin duda, la nori. Sirve para elaborar sushi, pero también para sazonar guisos o como base para otros productos. En realidad no es un alga, si no los productos comestibles derivados de tres tipos de algas de la zona que se cortan en tiras y se deshidratan. La kombu, que proviene de otra alga japonesa, se puede tomar en aperitivo o usarse de base para caldos o para cocer verduras o legumbres. Otra gran imprescindible es el alga wakame. Todas ellas se deshidratan y se elaboran y usan de diferentes maneras dependiendo de la receta o plato en el que se vayan a comer.
Salsas.
La salsa de soja es una de las más relevantes, y se obtiene al fermentar habas de soja con un hongo. Pero otra de las indispensables es el mirin, un aderezo a base de arroz fermentado y otras especias, que fermenta durante unos dos meses y se usa para hacer otras salsas, a veces como base de caldos y para dar sabor en algunas recetas. La salsa Tsuyu, a base de soja, algas y caldo de bonito, se suele usar para condimentar fideos o tempuera. Las salsas de sésamo tostado o de yuzu (una fruta típica de Japón y China) se usan en el aliño de ensaladas.
Nattō.
Aunque la soja es un producto que se empezó a consumir de manera mayoritaria en China, después se extendió a otras regiones. Uno de sus derivados, el tofu, se inventó en China y también es muy consumido en Japón. Pero los nipones inventaron otra receta a partir de las habas de soja: el nattō. Las habas de soja se cuecen al vapor y se dejan fermentar con un hongo. Su textura viscosa y su olor intenso lo hacen raro para los paladares occidentales. Pero sus beneficios y gran aporte nutricional lo hacen muy interesante a nivel nutricional.
Tsukemono.
Son básicamente vegetales encurtidos en salmuera, aunque a veces se usan tabién salsa de soja, mirin, u otros aderezos para elaborarlos. Se usan en muchas comidas del día acompañadas de arroz blanco, o también como aperitivo. El jengibre, el daikon (rábano), el pepino, la zanahoria son algunos de los vegetales más populares.
Anko.
Las legumbres son muy importantes en Japón. Aunque la más común es la soja, las judías rojas azuki son también las más relevantes. Con ellas se elabora el anko, una pasta dulce de azuki que es la base para muchos postres, entre ellos el super popular (y delicioso) mochi: unos pastelillos de pasta de arroz glutinoso que se pueden rellenar con anko, pasta de sésamo dulce, cacahuete…