Las latas de conservas duran más si las compramos y guardamos con cuidado y sentido común
Las conservas de pescado, por poner un ejemplo, tienen una media de entre tres y cinco años de caducidad. Y, sí, es cierto que las conservas están hechas para mantener los alimentos en buen estado durante más tiempo. Así podemos disfrutarlas donde y cuando queramos. Pero una cosa es cierta. Hay algunas características que nos pueden hablar sobre la calidad de la lata o frasco en el momento de la compra para evitar sorpresas. Y también es cierto que, una vez en casa, cada conserva necesitará algunas condiciones para mantenerse perfecta. ¿Queréis saber más? Os contamos.
España es uno de los países en los que más comida se desperdicia de la Unión Europea. Concretamente, solo en los hogares españoles se tiran cada año 1.634 millones de kilos de comida. Eso en los hogares, sin tener en cuenta el resto de la cadena alimentaria. Poco podemos hacer con las políticas gubernamentales, pero hay algunas cosas que sí podemos hacer en casa para intentar reducir al máximo esta cifra tan alta. Una buena manera de evitar desperdicios es comprar y almacenar conservas de manera eficaz.
Hay muchas maneras de conservar en casa los alimentos frescos, pero hoy os queremos hablar de algunos trucos para que las conservas que llegan a casa estén en buen estado y se mantengan así en nuestra despensa. Vamos a hablar primero de las latas. El primer paso para elegir una lata es mirarla por fuera y comprobar su fecha de caducidad. Si todo está correcto, vamos al siguiente paso: el aspecto exterior de la lata.
Es mejor evitar las que tienen golpes o la superficie abollada porque no sabemos si han podido sufrir algún deserfecto. También es bueno descartar las que tengan alguna zona oxidada. Y las que más hay que evitar son las que parecen hinchadas, ya que algo puede haber ido mal ahí dentro y no nos lo queremos llevar a casa. Si todo está correcto, el siguiente paso es almacenarlas. Es cierto que las latas de conservas no necesitan frío, pero es mejor dejarlas en un lugar fresco y seco al que no llegue la luz directa. Otro truco: dejar más atrás las que vayan a durar más tiempo, y cerquita de la vista las que haya que consumir antes.
Una vez abiertas, hay que descartar cualquier conserva que tenga un olor que nos resulte raro. Y es mejor tomarnos todo su contenido en ese momento. Pero, si no, directas a la nevera en un bote de cristal, nunca en su lata. En cuanto a los frascos, es más fácil ver su contenido. Os recomendamos lo mismo, eso sí, con el tema de la fecha de caducidad. Y, si vemos algún color que nos parezca sospechoso, mejor escoger otro frasco.
Una vez que todo está correcto, seguimos el mismo procedimiento que con las latas. Los más “longevos”, atrás del todo en las estanterías de la despensa. A los frascos es mejor que no les dé la luz en absoluto, o lo más indirecta posible, para que no se eche a perder su interior. Especialmente en productos como los encurtidos. Os recomendamos abrir vuestros frascos y latas con cabeza e intentar usarlos de una vez para intentar no desperdiciar comida. La ecología y la sostenibilidad empiezan en casa en procesos tan sencillos y placenteros como la comida de cada día. ¿Nos dais más trucos anti-desperdicio?