Conservas Concepcion, una conservera prácticamente unida al ADN de Ayamonte y su panorama conservero
¿Conserváis alguna de las recetas tradicionales de vuestra familia? ¿De esas que vienen de vuestra abuelo o abuela, e incluso más atrás? Esas son las mejores, las que salen tan buenas que perviven de una generación a la siguiente. Imaginaros lo mismo, pero con una familia conservera. Las recetas, la manera de llevar a cabo cada paso, los mejores proveedores de pescado o las mejores técnicas para pescarlo… Esos son los verdaderos tesoros de una conservera. La familia Concepción tiene varios eslabones hasta llegar al principio de la cadena y ya es una de las míticas en Huelva y en Andalucía. ¿Os quedáis a conocerlos?
A orillas del río Guadiana y mirando de frente al sur de Portugal está Ayamonte, un municipio a 41km de la ciudad de Huelva. Se encuentra también al lado de las marismas de Isla Cristina y muy cerca de la desembocadura del Guadiana en el Océano Atlántico. Es una zona rodeada de agua al sur de Andalucía donde el pescado y sus recetas tradicionales han estado muy presentes desde siempre. Hablamos mucho del norte de España por su importancia para los inicios de la industria conservera en nuestro país, pero en el sur tienen también un buen plantel de familias dedicadas al laterío marinero.
Una de ellas es la familia Concepción, que lleva elaborando conservas artesanales desde el año 1889. Fue en ese año cuando Ana María Valero, la tatarabuela de la familia, adquiere una charanga para la manipulación de pescado y empezar a ser intermediaria. Este local todavía se conserva y a día de hoy es la sede fiscal de la empresa, una bonita manera de recordar sus comienzos. Durante una época de escasez de materias primas, su hijo Antonio Concepción Valero cambió las aguas del atlántico onubense por las del gallego.
Nunca dejó de amar el mar y de estar vinculado con su industria. Tanto es así que, después de 15 años y de haberse casado, regresa a Ayamonte para continuar la labor de su familia. Pero quien realmente le dio fuerza a la parte conservera de esta dinastía fue su hijo Antonio Concepción Reboura, que fundó la empresa y empezó a comercializar las conservas con la marca Reina del Guadiana. La empresa empezó a prosperar y se hizo un nombre en Ayamonte.
La empresa se empieza a diversificar y a realizar otras actividades como la construcción de instalaciones salineras o la creación de una pequeña flota de barcos para la pesca, entre otras cosas. Así podían obtener por sí mismos la mejor materia prima de primera mano. Sus hijos continuaron la labor de la familia y siguieron expandiéndose, llegando a comprar dos marcas de Ayamonte y comercializarlas bajo los nombres Lola y Rita
Antonio y Juan Concepción Jiménez son la quinta generación de una familia que tiene a las espaldas muchísima experiencia en la elaboración artesana de conservas de pescado. Hoy la charanga que Ana María Valero adquirió es una factoría de más de 4.000m2 que da trabajo a más de 100 personas, la mayoría de ellas mujeres. Sus conservas de melva canutera, caballa, bonito o bacalao son famosas no solo en Ayamonte, si no en el resto de España y en otros países. Su historia y la de Ayamonte se entremezclan hasta ser casi una, al estar tan presente siempre en el municipio. ¿Habéis probado alguna de sus deliciosas latas?