Desde 1886 endulzando las mesas de toda Alemania con sus mermeladas caseras y confituras
¿Alguna vez habéis hecho mermelada en casa? A veces, las frutas que están a punto de ponerse malas o que están muy maduras son la excusa perfecta para elaborar una conserva casera y hacer que duren más tiempo. Con una base de frutas se pueden hacer las combinaciones más deliciosas, y eso lo supieron ver muy bien desde la familia Müller. Se propusieron darles sabor y un toque dulce a las mesas de su país, y vaya si lo consiguieron… Os contamos su historia, seguid leyendo abajo.
La diferencia entre mermelada, jalea y confitura es bastante sutil: todo está en la textura y finura que queremos y en la cantidad de azúcar que deseamos que quede en el resultado final. Ya os lo contamos en este artículo sobre conservas dulces. A partir de ahí, la creatividad está servida a la hora de elaborar estas delicias dulces. En Maintal no lo sabían cuando empezó su proyecto familiar, pero poco después de arrancar, decidieron que eso era lo que querían hacer: conservas dulces.
En 1886, en una región del centro de Alemania llamada Hassfurt, más o menos entre Francfurt y Nuremberg, Josef Müller junior comenzó su proyecto con una empresa que, en ese momento, vendía productos locales y verduras. Josef comerciaba con hierbas, té, fruta deshidratada y semillas de rosa mosqueta. Solamente un año después, en 1887, ya se puede encontrar puré escaramujo (el fruto que dan algunos arbustos de rosa, como la rosa mosqueta)en el inventario de la empresa. Para el año 1889, ya producían mermeladas y jaleas y su nombre oficial era ya Maintal Konfitüren. Así, formaba la piedra angular de una de las empresas productoras de mermelada más tradicionales y antiguas de Alemania.
Con la I Guerra Mundial, llegaron tiempos difíciles. Las frutas y el azúcar eran bienes muy valiosos y se confiscaban, pero al acabar esta, a partir del año 1919, la familia se dedicó en exclusiva a la elaboración de mermeladas y conservas a base de frutas. Pocos años después, a Josef lo sucedería su hijo Rudolf y con él llegó la expansión del negocio familiar. Sus instalaciones en Hassfurt se quedaron pequeñas y decidieron moverse a las afueras para continuar creciendo. El negocio familiar pasó a llamarse Maintal Obstindustrie.
Pero llegó otra guerra para volver a ponerlo todo patas arriba, la II Guerra Mundial. Y la familia tuvo que volver a reinventarse para sobrevivir. Menos mal que entre 1978 y 1998 llegaría el auge de la mermelada de escaramujo, ya famosa por entonces, gracias al escalador Karl Maria Herrlingkoffer, que se lo ofrecía a su equipo. Para entonces, uno de cada dos tarros de mermelada de escaramujo que se vendían en Alemania lo había elaborado Maintal bajo la atenta mirada de la tercera generación: Helmut Müller.
A partir de la década de los 2000, la marca da un giro hacia la sostenibilidad y lo hace desde dos ejes: con una línea de productos Bio y una marca dentro de Maintal, llamada Annes Feinste, que se puede encontrar en tiendas ecológicas y herbolarios; e invirtiendo en infraestructuras y la tecnología más puntera y eficiente a nivel ambiental. Al frente, la cuarta generación, formada por Anne Feulner y su marido Klaus Hummelbacher. Todo ello los convierte en una marca de referencia en su país en la elaboración de deliciosas mermeladas y conservas de frutas. ¿Os gustaría probar su mítica mermelada de escaramujo?