Desde Parma con amor…y mucho, mucho tomate.
Que una marca lleve en las cocinas de sus paisanos más de un siglo quiere decir mucho. Que sigan confiando en sus productos después de ese tiempo, también. La familia Mutti empezó cultivando tomates en 1850 para convertirse con los años en una de las empresas conserveras más importantes de su país. Sus productos tienen una calidad en la que la ciudadanía italiana confía y que han sabido evolucionar y adaptarse a las exigencias de su público en cada momento. Esta es una historia de amor, innovación y mucho tomate.
Que la innovación es una de las características de Mutti es un hecho. Llevan siendo pioneros desde los inicios de la empresa familiar. Giovanni Mutti fue el primero de la familia: ideó la rotación de cultivos para mantener la calidad del suelo mucho antes de que esta técnica se popularizase. Fratelli Mutti se funda como tal en el año 1899 por los sobrinos de este, Marcellino y Calisto. Los tomates se procesan de manera artesanal y de manera cada vez más eficiente.
A Ugo Mutti se le ocurrió otra innovación que sería muy importante: el concentrado de tomate. Donde antes la llamada “conserva nera” (conserva negra) se cocinaba en pucheros y se secaba al sol, en 1909 se empieza a envasar al vacío. Este sería el precursor del concentrado moderno. El proyecto familiar no para de cosechar reconocimientos a la calidad de sus productos, tanto que en 1911 se presentan ante el público con la imagen de dos leones enfrentados que custodian esas medallas y premios a la pasión por la calidad y el trabajo bien hecho.
En el período de entreguerras muchas empresas del área de Parma, donde estaba establecida la empresa, empiezan a pasar apuros. Mutti decide servirles de apoyo económico adquiriendo algunas de ellas y les proporciona continuidad. Hasta 1940 va adquieriendo poco a poco varias fábricas, pero con la llegada de la II Guerra Mundial, como muchas otras empresas, sufre un parón.
Después de la guerra, la familia se recupera y vuelve con fuerza su espíritu emprendedor. Lo que primero fue la Conserva Nera y que después se convertiría en su concentrado de tomate, pasa a comercializarse en un formato nunca visto en la industria alimentaria italiana: en formato de tubo. La sorpresa es general en ese año 1951, pero también lo es la aceptación del producto y el público lo acoge con mucha facilidad. Como también lo hacen en 1971 muchos cocineros con el nuevo tomate triturado finamente de Mutti, un tomate procesado en frío que es fresco y está listo para usar. Llegó a convertirse en el producto estrella de la marca.
Después llegarían otras innovaciones, como el envasado en vidrio al final de la década de los 80 y la producción sin OGM (organismos genéticamente modificados) o sus diferentes líneas de salsas preparadas ya entrados en los 2000. Además de centrarse en el cultivo y procesado de productos de variedades distintas, como los tomates Datterini. Mutti es una marca que se ganó el respeto y cariño de sus compatriotas, pero también el de muchos otros países que les otorgaron premios y reconocimientos. Y que hoy siguen confiando en la calidad, sabor y amor detrás de cada uno de sus productos.